Una Orden contemporánea
en Sijena
Por Miguel Lavilla Galindo
Desde el año 1.976 en que abandonaron
el Monasterio Sijena las monjas de la Orden de Malta o de San
Juan de Jerusalén, tras casi ocho siglos de haber permanecido
aquí, salvo pequeños intervalos de ausencia debidos
a conflictos bélicos o políticos, para trasladarse
a vivir en un principio en Barcelona y posteriormente a su convento
de Valldoreix (Barcelona), estuvo el Convento deshabitado, excepto
esporádicas estancias de monjas de la Orden del Cister
de Córdoba y otra de Zaragoza, hasta que en el mes de noviembre
de 1.985 una Comunidad de religiosas de origen francés,
las Hermanas de Belén y de la Asunción de la Virgen
y de San Bruno, de acuerdo con las monjas sanjuanistas, se establecen
entre sus vetustos muros, lo mantienen firme y continúan
con la vida monástica tal como desde los orígenes
quiso la Virgen del Coro.- La Orden Hospitalaria de San Juan de
Jerusalén o de Malta de la época medieval en su
nacimiento pasó, pues, el testigo a otra Orden del siglo
XX creada en 1.950.
En Occidente, la vida monástica se desarrolla
principalmente siguiendo el estilo de vida cenobítico,
organizado por San Benito (480-543).- Desde el siglo VIII casi
todos los monasterios europeos siguen la Regla de dicho Santo.-
San Bruno, aunque no rechaza completamente la vida cenobítica,
desea una vida más solitaria, de ahí que en el siglo
XI, este santo, inspirándose en las lauras orientales de
Palestina del siglo IV (celdas solitarias construídas en
el desierto por los eremitas), funda en el Macizo de Chartreusse
la primera Gran Cartuja en Francia e instaura en Occidente un
estilo de vida monástica que compagina la vida en la celda
con la comunitaria, o sea, la vida en las ermitas con la del claustro.
La Familia monástica de Belén
y de la Asunción de la Virgen y de San Bruno tiene sus
orígenes, como ya hemos dicho, en 1.950, para que existan
en el mundo comunidades de solitarios que vivan en la adoración
silenciosa.- El día 1 de noviembre de 1.950, Su Santidad
el Papa Pío XII promulgó el Dogma de la Asunción
de la Virgen al Cielo, según el cual María, madre
de Jesús, nacido en Belén, ha sido llevada al Cielo
por Dios en cuerpo y alma.-Cuando Pío XII proclama solemnemente
el Dogma, en la referida fecha, en la plaza de San Pedro, en Roma,
entre la multitud innumerable se encuentra un grupo de peregrinos
franceses acompañados de un religioso, el padre Ceslas
Minguet, o. p..- Al escuchar al Sumo Pontífice, siete de
ellos reciben en su intuición inicial el deseo de que nazcan
comunidades religiosas en todo el orbe.- Juntos deciden ponerse
manos a la obra de lo que llaman “El Proyecto de la Virgen”.
El día 2 de febrero de 1.951, aparece
la primera comunidad de las monjas de Belén y de la Asunción
de la Virgen, en el pueblecito de Chamvres, diócesis de
Sens (Francia).- Su intención es vivir en silencio, en
soledad, aisladas del mundo, y adorar día y noche a la
Santísima Trinidad con la Virgen.- A través del
Arzobispo de Sens, Monseñor Frédéric Lamy,
la Iglesia concede una gran atención a estos humildes comienzos.-
El 6 de octubre de 1.956, nace la primera comunidad de monjes.-
Ambas comunidades, aunque seguidores de las mismas normas monásticas,
habitan en monasterios independientes.- Las monjas son erigidas
en Instituto religioso el día 24 de junio de 1.986.
El triple nombre de esta Familia monástica
manifiesta los aspectos diversos pero complementarios de su identidad
y vocación: Belén, en recuerdo de los primeros monjes
que han vivido en los desiertos del valle del Jordán y
del Cedrón, no lejos del lugar en que Jesús nació.-
Asunción de la Virgen, en clara referencia al Dogma citado
antes de María.- San Bruno, que explica el hecho de que
los monjes y monjas de la Familia de Belén, de la Asunción
de La Virgen y de San Bruno siguen las reglas monásticas
instauradas por este santo.
Tras el crecimiento y expansión actual
de esta Familia Monástica a distintas diócesis,
Su Santidad el Papa Juan Pablo II, previo informe favorable de
la Congregación para los Institutos de vida consagrada
y las Sociedades de vida apostólica, tuvo a bien dar su
consentimiento, a petición del Prior de los monjes, Hermano
Patrick y de la Priora de las monjas, Hermana Marie, para que
esta Familia Monástica sea reconocida como de Derecho Pontificio.-
Por medio del correspondiente Decreto, esta misma Congregación
declara, pues, que la Familia Monástica de Belén,
de la Asunción de la Virgen y de San Bruno es un Instituto
religiosos de Derecho Pontificio en sus dos ramas de monjes y
monjas, y que así debe ser reconocida por todos.- Es firmado
en el Vaticano, el 6 de octubre de 1.998, fiesta de San Bruno.
El origen y el desarrollo de su misión
de la orden religiosa a que pertenecen las Hermanas residentes
en el Monasterio de Sijena cuenta, como se acaba de ver, con todas
las bendiciones y aprobaciones de la Santa Sede.
Desde el nacimiento de esta Familia Monástica,
se han creado Monasterios de monjes, en Francia, Italia e Israel,
y Monasterios de monjas, en Alemania, Argentina, Austria, Bélgica,
Chile, España, Canadá, Estados Unidos de Norteamérica,
Francia, Italia, Israel, Lituania, Polonia, Portugal, Suiza y
Nuevo Méjico.
El beneplácito que desde Roma se concede
a esta Familia Monástica, se desprende no sólo por
las autorizaciones pertinentes para su fundación sino por
una serie de citas que el actual Papa Juan Pablo II le dedica.-
Así, en la reunión que mantuvo con las contemplativas
de España, en Avila, en 1.982, el Santo Padre dice: “La
vida contemplativa ha ocupado y seguirá ocupando un puesto
de honor en la Iglesia.- Dedicada a la plegaria y al silencio,
a la adoración y a la penitencia desde el claustro, “vuestra
vida está escondida con Cristo en Dios”....- Todos
hemos de valorar y estimar profundamente la entrega de las almas
contemplativas a la oración , a la alabanza y al sacrificio.-
Son muy necesarias en la Iglesia....- Son la avanzadilla de la
Iglesia hacia el Reino....- Exhorto, pues, a todos, a tratar de
suscitar vocaciones entre las jóvenes para la vida monástica,
en la seguridad de que estas vocaciones enriquecerán toda
la vida de la Iglesia”.- En parecidos términos se
manifestó en la audiencia privada que concedió en
Roma, el 14 de marzo de 1.998, a las comunidades monásticas
de Belén, de la Asunción de la Virgen y de san Bruno:
“... queréis entregaros a Dios en una vida de soledad,
silencio, oración y contemplación. Os animo a vivir
plenamente vuestra entrega al Señor...”.
Cuenta dicha Orden religiosa, y por lo que se
refiere en concreto a las Hermanas de Sijena, también con
la aprobación de las autoridades eclesiásticas españolas,
las cuales han presidido desde el año 1.985 en que se establecieron
aquí numerosas tomas de hábito y consagraciones
monásticas de hermanas en el Monasterio de Sijena, la última,
precisamente, el sábado, 11 de septiembre de 2.004, presidida
por el cardenal Monseñor Rouco Varela.- Dichas ceremonias
de tomas de hábito y consagraciones monásticas se
llevan a cabo además en presencia de los familiares de
las hermanas y de numerosísimo público, por lo que
la libertad de decisión en cualquier caso de las respectivas
monjas es palmaria.
Desde tiempos remotos, según acabamos
de ver, existen, pues, personas dedicadas a la oración,
en la más completa soledad.- Las hermanas de Sijena comienzan
su jornada diaria cuando se levantan antes de la aurora, consagran
de tres a cuatro horas a la oración en soledad, dentro
de su celda; en este mismo habitáculo individual, estudian
y leen textos bíblicos, filosóficos, patrísticos
y teológicos, comen (muy sobriamente, por cierto), trabajan
y duermen; se reúnen dos veces al día, en silencio,
para los oficios religiosos correspondientes en la iglesia del
monasterio; el sábado, la comunidad se reúne en
el Capítulo; el domingo, en una comida comunitaria y para
pasear; el lunes es un día de completa soledad para cada
monja, y sólo se reúnen para la Eucaristía
en la iglesia.- Sus cantos gregorianos y con reminiscencias orientales
son una delicia para el oído.
La familia monástica de las hermanas
de Belén, de la Asunción de la Virgen y de San Bruno,
que habitan en Sijena, al ser una institución de carácter
religioso, está sometida a las reglas de Derecho Canónico
y Estatutos refrendados por la Santa Sede, con sus derechos y
obligaciones correspondientes.- En el terreno particular de las
monjas, como en el de cualquiera otra persona, tienen cada una
de ellas los derechos y deberes de tipo administrativo, civil,
político, electoral, etc., etc.., que las normas respectivas
les otorgan.
A la mayoría de la gente se nos hace
extraño e incomprensible que se dediquen personas exclusivamente
a rezar.- Lo cierto es que la Iglesia conoce la gran labor de
la Ordenes que llevan a cabo la vida contemplativa.- La misma
Madre Teresa de Calcuta nos dice: "Si buscas a Dios y no
sabes por dónde empezar, aprende a rezar y tómate
la molestia de rezar todos los días…; Yo siempre
empiezo a rezar en silencio, porque es en el silencio del corazón
donde habla Dios.- Dios es amigo del silencio; necesitamos escuchar
a Dios, porque lo que importa no es lo que nosotros decimos sino
lo que El nos dice y nos transmite....”.
Dejando a un lado el plano espiritual, cabe
manifestar además que la transformación experimentada
por el Monasterio desde que está habitado por dicha comunidad
ha sido notoria, en un sentido arquitectónico.- Aunque
queda mucho por hacer, lo cierto es que actualmente podemos contemplar
el antiguo refectorio, la sala capitular, la iglesia, el claustro,
los ábsides, etc., mantenidos todos ellos muy dignamente.-
Actualmente se está acometiendo una restauración
por valor de casi dos millones de euros: como así se explica
en el magnífico panel ubicado a la entrada del recinto,
que comprenderá el claustro, el antiguo dormitorio, dependencias
de la reina, torres de Azcón y de Urriés, etc.,
todo ello cofinanciado por la Diputación General de Aragón
y Caja Madrid.
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