LA TECHUMBRE MUDÉJAR DE LA SALA CAPITULAR

Con este título, el Centro de Estudios Turiasonenses, editó en el año 2000 un magnífico estudio del profesor e investigador de la Universidad de Zaragoza Bernabé Cabañero Subiza, sobre esta magnífica obra mudéjar, verdadera síntesis de las artes de la Cristiandad medieval y de las artes del Islam de Occidente, totalmente desaparecida en el incendio intencionado y mantenido durante más de un mes en los primeros días de la Guerra Civil del 36. En dicho trabajo de investigación, expone y justifica que: La Sala Capitular de Sijena con su techumbre y sus pinturas, realizadas prácticamente en la misma época, crean un conjunto unitario, a modo de los existentes en Sicilia, formando “el monumento más fascinante del arte mudéjar aragonés” (Christian Ewert)

La techumbre de la Sala Capitular es plana, como la de la Capilla Palatina de Palermo, y no un alfarje (techumbre con maderas labradas y entrelazadas artísticamente) con las vigas vistas, que era el tipo de armadura que se utilizaba en la Península.

Los carpinteros mudéjares de la techumbre de Sijena, no supieron imitar el sistema de mocárabes (labor formada por la combinación geométrica de prismas acoplados, cuyo extremo inferior se corta en forma de superficie cóncava, formando a modo de estalactitas) de Palermo, optando por el repertorio de soluciones geométricas existentes en el Aragón islámico para la decoración de tableros parietales y celosías siendo, con una mayor complejidad, una evolución y mejora de los existentes en la Aljafería de Zaragoza y de la Alcazaba de Balaguer (Lérida)

La Iglesia de Sijena y su Sala Capitular, pertenecen a la primera etapa de construcción (1196), ya que están levantadas en su totalidad por el mismo tipo de piedra sillar.

La Sala Capitular (16,88X8,44 m) posee cinco arcos ligeramente apuntados que dividen el techo en seis tramos, que una jacena central divide a su vez en doce taujeles (techumbre plana de madera, enteramente recubierta con ornamentación de lazo), que debieron estar policromados con colores muy vivos, que darían un gran realce y esplendor. Esta techumbre, “ofrece un particular sistema de taujeles con casetonado, para el que no existe precedentes conservados en el arte califal y taifal”(Gonzalo M. Borrás Gualís)

Las trazas geométricas más sencillas de los taujeles, se basa en un esquema de estrellas de ocho puntas tangentes entre sí, generando en el espacio central una cruz griega con esquinas matadas, que crearon un prototipo que todavía fue utilizado en la techumbre de la Sala Capitular de la Catedral de Toledo(1508-1511), e imitada en uno de los modelos de capialzados del Palacio de los Leones de la Alhambra de Granada.

Después de exponer su trabajo de investigación y reconstrucción de las imágenes y dibujos de los taujeles, a partir de las escasas fuentes conservadas, finaliza y concluye su estudio escribiendo que: Fue la reina Constanza de Sicilia, hija de la fundadora del Monasterio de Sijena, casada con el rey Federico II Barbarroja de Sicilia en 1208, la que encargó a los artistas ingleses de la Biblia de Winchester, la realización de las pinturas de la Sala Capitular, como habían hecho en Cefalú, Monreale y Palermo, siendo así Sijena el único lugar de la Península donde se llevó a cabo una réplica de los grandes monumentos del arte sículo-normando, aunque la técnica del mosaico fue sustituida por la pintura al fresco.

 

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