Personaje ilustre de Villanueva:
José Agustín de Campos. Misionero
Fuentes: Internet, diversas páginas web.:
nps.gob/tuma/kino — geocities.com — padrekino.com
— magdalenadekino.com — municipiodenogales.org —
tubacaz.com
Escrito por Miguel Ángel Pascual Ariste.
El jesuita José Agustín Campos,
nació aproximadamente en 1669 en Villanueva de Sijena,
provincia de Huesca, España. Ingresó en la Compañía
de Jesús a los 15 años y embarcó para el
Nuevo Mundo con 23. Comenzó su ministerio en la Misión
de San Ignacio de Guevavi en 1693, a la edad de 24 años,
unos seis años después que el Padre Eusebio Francisco
Kino. Para 1715, Campos había realizado tres viajes hacia
la costa y en 1721, acompañado del militar Juan Matheo
Manje, iría de nuevo a intentar encontrarse con el misionero
californiano, Juan de Ugarte, quien había construido un
barco para explorar el litoral del Golfo. Entre 1716 y 1720 bautizó
1.004 almas, lo narra el mismo Campos: “Desde el año
1716, en estos tres pueblos (San Ignacio, Imuris y Magdalena)
en las correrías anuales ya al norte, ya al poniente, he
bautizado hasta ahora un mil y cuatro almas: los más ,
párvulos de pecho; otros de edad hasta doce años;
los menos adultos...Pues en la segunda visita hallo que muchos
de mis infantes, bautizados en la antecedente, se fueron ya al
cielo; y muchos, pocas horas después de bautizados...La
nación Pima es muy larga y, aunque las epidemias la han
notablemente minorado, es mucho todavía el gentío...”.
Abandonó San Ignacio el 9 de abril de 1722 y viajó
a Ciudad de México, volviendo el 24 de mayo de 1723. Debido
a los achaques de su avanzada edad, se ordenó su traslado,
al Colegio jesuita de Chihuahua en 1736, falleciendo en el camino
el 1 de julio de 1737. Fue el primero en citar el nombre de Tubac
(el establecimiento europeo más antiguo de Arizona) en
1726, cuando registró el bautismo de un bebé en
la ranchería. Viajó aún más que el
Padre Kino, que es reconocido como un gran explorador, ya que
Kino realizó más de cuarenta expediciones en Arizona
en 1691, y en 1694 fue el primer europeo que visitó las
ruinas prehispánicas de la Casa Grande de Hohokam, que
describió como una estructura de cuatro pisos, construido
con fango, con ventanas en tres paredes, que ahora se considera
que fueran para observaciones astronómicas. También
exploró las fuentes del Río Grande, los ríos
de Colorado y de Gila. Sus exploraciones del área alrededor
de la boca del río de Colorado en 1701 lo convencieron
de que Baja California era una península, y no una isla
como hasta entonces se creía. Su mapa de 1705 fue referencia
para la región sudoeste del desierto durante más
de un siglo. El historiador Charles W. Polzer ha dicho: “Kino
pasó veinticuatro años poniendo a la Pimería
en el mapa, Campos pasó cuarenta y tres manteniéndola
allí”. “
El sitio de la misión de San Ignacio,
fue escogido por Padre Kino en 1687 porque Caburica era una populosa
ranchería. Una serie de pequeñas capillas servían
como edificios temporales hasta 1693, cuando el Padre José
Agustín Campos, de Villanueva de Sijena, llegó para
transformar Caburica en cabecera, edificando una nueva iglesia,
que fue quemada durante el levantamiento Pima de 1695, y prontamente
reconstruida. Durante cuarenta y tres años San Ignacio
sirvió como oficina central para Padre Campos.
La longevidad de Campos, sus habilidades de misionero
y siendo además sumamente experto en varios dialectos Piman,
convirtieron San Ignacio en una escuela de lengua y la razón
para que allí fueran los misioneros que serían asignados
a otras iglesias más distantes.
El misionero jesuita Padre Kino, fue el primer
misionero que empezó su evangelización entre un
grupo de indios en la lejana frontera del noroeste de Nueva España,
alrededor de 1687. Los indios que él visitó se llamaban
"O'odham" o "la gente" en su propia lengua
y fueron llamados "Pimas" por los españoles.
La región donde Kino trabajó, que él llamó
el "Pimería Alta," ahora se divide entre el estado
mejicano de Sonora y el estado norteamericano de Arizona.
Kino y sus sucesores, entre los que destaca
el Padre Campos, que fue su amigo, compañero y brazo fuerte,
cambiaron la cara de la Pimería para siempre. Uniendo a
estos indios en el aspecto religioso, político, y económico
al resto de Nueva España, a España, y al resto del
mundo. En muchas comunidades, el símbolo físico
de estos cambios era la iglesia de la misión.
El 15 de marzo de 1711, cuando Kino iba a dedicar
una capilla en honor de San Francisco Javier, que su amigo Campos
había construido, se sintió enfermo y expiró
a los 66 años, quedando en la Pimería sólo
dos jesuitas, el citado Agustin Campos y Luis Velarde, para atender
9 misiones con sus 16 pueblos hasta 1731, cuando llegaron más
jesuitas.
Hoy, el desierto de Sonora en ambos lados de
la frontera internacional está sembrado con los restos
de estas iglesias. Algunos existen solamente como paredes bajas
de adobe, que se desmenuzan fácilmente. Otros, como las
iglesias en Tumacacori, Arizona y Cocospera, Sonora, son espectaculares
y tienen las ruinas estabilizadas. Otras siguen siendo iglesias
utilizadas para el propósito con que fueron construidas
hace tantos años, como la iglesia de San Antonio en Oquitoa,
Sonora.
Cuando la frontera entera del norte fue consolidada
en la diócesis de Sonora en 1779 (los jesuitas ya habían
sido expulsados de España y sus dominios), San Ignacio
de Caburica cayó en el olvido. Hoy el pueblo es una joya
de tranquilidad, situado seis millas al norte del río Magdalena
de Kino, descansa plácidamente cerca de algunas colinas
bajas alrededor las cuales el río vira sobre su curso al
sudoeste de Imuris. |