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La homilía de un alcalde

Fecha: 22 de Enero de 2004
Fuente: DiariodelAltoAragon.es

En este periódico, el alcalde de Villanueva de Sijena ha publicado “El gato de Sijena”, entrando, una vez más, en polémica sobre las religiosas Hermanas del “Monasterio de la Asunción, de Belén y de San Bruno”, en el cual fueron enterrados los primeros reyes y reinas de Aragón, casi destruidos -entre otras causas- por la guerra civil. Hace unos años fue arrendado a dicha Congregación, de origen francés, a raíz del Dogma de la Inmaculada (1950), y como respuesta de nueva vida espiritual, al regresar de una Peregrinación a Roma, con ocasión de aquel motivo.

Conocí al alcalde, Alfonso Casillas Lacasa, en 1998. Íbamos a ingresar en la Academia Aragonesa de Jurisprudencia con un Discurso sobre Miguel Servet. Deseaba visitar su casa nativa, y el Monasterio del cual su padre había sido notario en la demarcación monacal del siglo XVI. Me atendió y me acompañó al propio Monasterio (he estado con él en varias ocasiones, y siempre me pareció correcto).

Aquél llevaba poco tiempo abierto. Creo que eran cuatro Hermanas, la abadesa Hermana Trinidad, la Hermana Alegría y otras dos. En pocos años se ha convertido en un centro de espiritualidad y de abundantes vocaciones. Son ahora unas cuarenta y seis. Con fundaciones en Jerez, Portugal, Chile y Argentina. En Francia cuentan con varios Monasterios (a la última de las profesiones de votos asistió el Cardenal Rouco Varela). A la llegada de las reliquias de Santa Teresa de Liseux, fueron cientos de peregrinos.

La finalidad de la Congregación es vida contemplativa, activa y oración en soledad. Para esto último tiene el Monasterio lo que llaman Claustro de la Soledad, formado por pequeñas e individualizadas “ermitas” -reflejo a la vez de su modalidad de “eremitas”-. El éxito, además de obra de Dios, ha podido estar, junto a las peculiaridades de la Fundación, en un estilo, en un ritmo, en una vestimenta, en una liturgia, en una actitud, en una vida de mortificación y de alegría. La mayor parte son universitarias, lozanas, luminosas, devotas. No pocas marchan a otras Fundaciones. Pero el número de “ermitas” es ya insuficiente para tantas vocaciones. Necesitan unas veinte más de las actuales, en su mayor parte costeadas por donativos de fieles. Se les ha denegado licencia para construir esas ermitas que les falta. Parece que mientras se resuelve la cuestión urbanística, acampan fuera del Monasterio. Los medios de comunicación se han hecho eco del problema jurídico-urbanístico-artístico- medio ambiental etc... en el que no voy a entrar. El propio alcalde habla de distintas tesis, una de ellas la de una “reconducción del tema” -a la que me apunto-. Pero en el artículo “El gato de Sijena” hay algo más, y alguien o más atrás del alcalde -mi amigo- quien lo firma.

El texto está plagado de largas frases evangélicas, con versículos y capítulos traídos argumentalmente. Una verdadera “homilía”. Porque tras cada párrafo hay una “amonestación” -y no suave- a las Hermanas del Monasterio. De este tenor -y aligero-: “¿...no leéis el Evanqelio...?”. “¿...Por qué queréis imponer vuestro Macro-Monasterio de Lujo...?”. “¿...Por qué decís a todos que sois pobres...?”. Ahora, decimos nosotros: el “inspirador” redaccional, desde luego está ducho en dialéctica. También en teología.

En esto último nos puede ganar. Aunque quizá olvidase citar lo de “...dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios...”. O el mandato evangélico de “...poner la otra mejilla...”. O la bienaventuranza para quienes “...tienen hambre y sed de Justicia...”. Pero en la dialéctica se ha caído en un desliz al achacar a las Hermanas de la Asunción “...poner siempre a Dios por delante (para) volver a la Edad Media y a las Cruzadas... un verdadero fundamentalismo católico...”. A esto nosotros -no las religiosas- sí que queremos salir de frente:

Tal afirmación -que no tiene nada que ver con el problema urbanístico- muestra un “fundamentalismo laicista”, desgraciadamente cavernícola, aunque ahora se le disfrace de progresismo. La Iglesia, ya en el siglo XI, concretamente en 1075, a través del Papa Gregorio VII, en su famoso e histórico “Dictatus Papae”, distinguió el espacio reservado de lo sagrado y lo profano. Por eso apoyó tanto la Iglesia el Renacimiento. Con la Reforma Protestante, “los Príncipes” -lo tengo expuesto en mis trabajos sobre Lutero, Servet, y en Derecho Natural Protestante de la Postguerra mundial- secuestraron -además de la “escuela”- tal laicismo, para sustituir a Dios como última instancia, y con toda una secularización ulterior. Ahora revive ese laicismo, a veces con formas agresivas, y en otras “intelectuales “ o “políticas”, para retraquear lo religioso a la “conciencia”, o a la “sacristía” (como “tolerancia”).

No creo que las “presiones” -que se dice en el artículo- vayan por ahí. Pudiera haber algún síntoma. Y sería una pena. Porque no se entra en la cuestión fundamental: un Monasterio, núcleo de alta espiritualidad, inimaginable en una sociedad civil con tendencia a la secularización, fuente de vocaciones, fuente de valores y de virtudes, que llevarán el nombre de Villanueva de Sijena a la Iglesia Universal. Cualquier pueblo de España -por no decir de Cataluña o de Alemania- tendría hoy, como orgullo, disponer de un reducto así para la Paz, la búsqueda de la Luz de Dios, la Esperanza, el Amor, la Religiosidad, la Solidaridad, como fermento personal, familiar o social. “...Nada te turbe...” (Santa Teresa de Jesús). “...Ama y haz lo que quieras...” (San Agustín). “...Servir al Señor que no se nos pueda morir...” (San Francisco de Borja). “...EI Reino de Dios está dentro de “nosotros”...”. “...Gran cosa es reinar con Cristo...” (Miguel Servet, líder de la tolerancia).

Señor alcalde y amigo: no repitamos el “proceso servetiano” a las Hermanas de la Asunción, sus vecinas, con sus almas jóvenes. Vuelva a mirar -como en los primeros momentos- a la “gota de luz” como diría Ortega y Gasset cuando se refería a la de Málaga que se irradia tras las “ermitas” y el Monasterio. Hoy, casi todo, se puede “consesuar”, “recalificar”, “reconducir”. A las autoridades y organismos de la Comunidad de Aragón, y los que canónicamente sean pertinentes, les corresponde el arbitraje o la mediación. Dios ayudará a todos. Y el cascabel del “gato de Sijena” se habrá acallado. ¡Adelante! Con esperanza.

Jesús LÓPEZ MEDEL

(Miembro de las Reales Academias de Doctores de España y de Jurisprudencia y Legislación. Consejero de la Institución “Miguel Servet”).

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Arte románico aragonés: Monasterio de Sijena

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