A Dios lo que es de Sijena y al Cesar lo
que es del Alcalde
Autor: Miguel Pascual Ariste
Fecha: 19 de Diciembre de 2003
A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que
es del Cesar
Leo en el Alto Aragón (18 de Diciembre)
la clase de religión del Alcalde Alfonso Salillas. Me alegro
que lea los Evangélios, pero es muy "fuerte"
que le de clases a unas monjas de clausura que ya cumplen lo que
escribe en su primer párrafo, San Mateo (19,29-30), puesto
que ya han dejado sus "casas, hermanos o hermanas, padre
o madre, o hijos o tierras por mi nombre..." y que las llame
ricas, cuando han renunciado a todo tipo de posesiones y bienes
materiales (podrá ser rica la Orden, pero ni él
ni yo lo sabemos ni nos importa). También debe de dar la
clase a la "Cúpula de la Iglesia por la que se siente
presionado".
Yo valoraría más que conociera
las leyes españolas y en particular algunos de los derechos
fundamentales que proclama nuestra Constitución. En unas
declaraciones al Heraldo denunciaba el empadronamiento de las
monjas ya que "no tenía garantías de que el
juez" le permitiera quebrantar el artículo 19 de la
C.E. (Constitución Española).
Actualmente llama a las monjas ilegales sin preceder
lo de presuntas, artículo 24 de la C.E. (presunción
de inocencia).
Por fin nos encontramos en la actual situación
al no haber promovido el Alcalde las condiciones necesarias para
cumplir el artículo 47 de la C.E. (Derecho a una vivienda
digna y adecuada).
Con respecto a la Ley 3/1999 de 10 de Marzo sobre
Patrimonio Cultural Aragonés, su desconocimiento parece
absoluto, debería saber que no la han escrito las monjas
sino las Cortes de Aragón, que son las que imponen la protección
del entorno, artículo 15. Le aconsejo estudiarlo y en particular
el Título I (asegurar el retorno de los bienes) y el Título
V (colaboración con la Iglesia Católica). También
los artículos 54.1 (contemplación pública
al menos 4 días al mes) y 55.b (solicitar subvenciones
para la conservación).
Siempre que se manifiesta el Alcalde, yo contesto
por escrito. Pero esto ya me parece una sin razón y carece
de sentido.
|